El concepto de la educación en línea ¿Qué es eso?... pudiera ser la primera pregunta que surge cuando se escucha de la educación en línea. Pregunta que parecería tan legítima para los neófitos en la materia, resulta ser una pregunta difícil de definir aun para los conocedores y experimentados en esta “modalidad” de plantear el tema educativo.

Sus definiciones, clasificaciones y aplicaciones son tan diversas que escapan a una definición sencilla. Para tratar de comprender su presente, y vislumbrar su posible futuro, veamos un poco de su pasado, su realidad actual y las condicionantes que pudieran determinar su definición. Posteriormente abordaremos el proceso que permite su institucionalización en la organización educativa. Los antecedentes de la educación en línea son recientes, se empiezan a gestar con el desarrollo del correo electrónico (aproximadamente en 1972), boletines electrónicos y los grupos de discusión electrónica o New Groups (1979); sin embargo, fue con el desarrollo de internet y los navegadores gráficos a partir de 1993 que la educación en línea se fue conformando con las posibilidades actuales. El auge y crecimiento de la educación en línea se debe al desarrollo aplicado a las tecnologías de la información y la comunicación (tic). Por esta relación, no es de extrañar su capacidad para integrar las innovaciones tecnológicas más recientes a su repertorio de opciones e incrementar así sus posibilidades de aplicación. Una característica que habría que resaltar, inherente a su origen y relacionada íntimamente con su evolución, son las opciones e asincronía, que relativizan el tiempo y el espacio a través de la conexión remota. Esta flexibilidad para establecer procesos de interacción entre actores educativos que no se ven restringidos a estar en el mismo lugar a la misma hora, es una de las características de esta modalidad. La integración y adopción de esta modalidad, con sus subsecuentes posibilidades en el ámbito educativo, causó y sigue causando polémica en el universo de los actores educativos. No es fácil mantener una posición indiferente y, en el ámbito educativo, no es difícil encontrar sentimientos intensos y encontrados de aceptación o rechazo, optimismo o pesimismo, confianza o recelo, entusiasmo o miedo. Su versatilidad presenta una capacidad de cambio que tiende a romper los esquemas tradicionales del proceso de enseñanza-aprendizaje. La educación en línea ha generado tantas expectativas que se ha posicionado en el discurso de organismos nacionales e internacionales como uno de los caminos a seguir (World Bank, 1999; World, 2002; Unesco, 1995, 1998a y 2004; Haggis, Fordham, Windham y Unesco, 1991; anuies, 2000, 2001, 2002a y 2002b), lo que la ubica ante las instituciones de educación superior (ies), como una opción a instrumentar o, al menos, a considerar. Si a lo anterior añadimos que por su maleabilidad la educación en línea es epistemológicamente neutra y, como tal, puede ser utilizada prácticamente para cualquier aproximación epistemológica, se puede afirmar con certeza que el concepto de educación en línea es complejo y difícil de definir. En la figura 1 se esquematiza cómo la confluencia de percepciones y características de la educación en línea abona para identificarla como un concepto complejo. Por otro lado, en oposición al paradigma positivista/obje tivista del conocimiento, y asumiendo una posición postmodernista/interpretativa, podemos decir que la educación en línea no existe en el vacío ni por sí misma, es un concepto que tienen que consensuar, negociar y construir los actores involucrados en esta modalidad educativa (figura 1).

 

Figura 1. Particularidades de la educación en línea que le confieren complejidad.


 Referencias

Lewis McAnally, J. O. (2007). La educación en línea y la capacidad de innovación y cambio de las instituciones de educación. Apertura 2007, 7.